sábado, 12 de septiembre de 2009

SANGRE DE CAMPEON

MARIANA MARTINEZ SANCHEZ QI_1D

AUTOR: CUAUHTÈMOC SANCHÈZ CARLOS


Mi hermano sufrió un terrible accidente y estuvo a punto de morir.
Era un día soleado. Nos encontrábamos nadando en la alberca del club deportivo, cuando Riky pidió permiso para ir al trampolín. Se lo dieron. Ami, tal vez me lo hubieran negado. Él era el hijo perfecto: alegre, ágil, simpático y buen estudiante. Yo, en cambio, tímido, torpe y sin gracia; todo me Salí mal. Como soy el mayor, siempre me decían que debía cuidar a mi hermanito.
Riky salió de la alberca y caminó hacia la fosa de clavados. Sentí coraje y fui corriendo tras él. Lo rebase y subí primero las escaleras del trampolín, trato de alcanzarme. Venía detrás de mí; podía escucharlo jadear y reír.

Como siempre, él pretendía llegar a la plataforma de diez metros para llamar la atención desde arriba y lanzarse de pie, derechito como un soldado volador. Luego, mis padres aplaudirían y me dirían: “¿viste lo que hizo tu hermanito? ¿Por qué no lo intentas?”.
Jamás había podido arrojarme desde esa altura, pero esta vez me atrevería. No permitiría que Riky siguiera haciéndome quedar en ridículo.
Llegué hasta el último peldaño de la escalera y caminé despacio. Un viento frío me hizo darme cuenta de cuán alto estaba. Respire hondo. No miraría hacia abajo.

-¡Hola, papa! ¡Hola mamá!-grité-. Allá voy.
Avancé decidido, pero justo al llegar al borde de la plataforma, me detuve paralizado de miedo. Riky ya estaba detrás de mi. Me dijo:
-¡sólo da un paso al frente y déjate caer! ¡Anda, sé valiente!
Tuve ganas de propinarle un golpe, pero no podía moverme.
.¿Que te pasa?-me animó-.No lo pienses.
Quise impulsarme. Mi cuerpo se bamboleó y Riky soltó una carcajada.
¡Estás temblando de miedo! Quítate. Voy a demostrarte cómo se hace.

Llegó junto a mí.
-¡Papa, mamá! Miren.

Mis padres saludaron desde abajo. Cuando se iba a arrojar, lo detuve del brazo.
-Si eres tan bueno-murmuré-, aviéntate de cabeza, o de espaldas. Anda. ¡Demuéstrales!
-¡Suéltame!
Comenzamos a forcejear justo en el borde de la plataforma.
-¡Vamos!-repetí-.Arrójate dando vueltas como los verdaderos deportistas.
-¡No! ¡Déjame en paz!
Mis padres vociferaban histéricos desde abajo:
-¡Niños! ¡No peleen! ¡Se pueden caer! ¡Se van a lastimar ¡ ¿Qué les pasa? ¡Felipe! ¡Suelta a tu hermanito!

Riky me lanzó una patada. Aunque él era más ágil, yo era más grande. Hice un esfuerzo y lo empujé; entonces perdió el equilibrio, se asustó y quiso apoyarse en mí, pero en vez de ayudarlo, lo volví a empujar.
Salió por los aires hacia un lado.
Me di cuenta demasiado tarde de que iba a caer, no en la alberca, sino afuera, ¡en el cemento! Llegaría al piso de espaldas y su nuca golpearía en el borde de concreto.

Escuche los gritos de mis papas asustados
-¡Nooo!
Mi hermano cayó en el agua, rozando la banqueta……..

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